La Organización Mundial de la Salud define salud mental como “el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Sin embargo, en nuestra sociedad estamos acostumbrados a sobrellevar las dificultades psicológicas sin pedir ayuda, y solo lo hacemos cuando se vuelven muy graves.
Solemos creer que podemos resolverlas nosotros mismos y que lo que necesitamos es tiempo, pero este puede agravar la situación.
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LA SALUD MENTAL
Cuando un problema afecta nuestra vida impidiéndonos disfrutar de sus aspectos positivos debemos plantearnos buscar ayuda de un profesional.
Demorarlo puede empeorar una dificultad que tratada a tiempo puede ser resuelta más fácil y rápido. Pensamos que no hablar del problema hace que este desaparezca, sin embargo, no hablar del problema es perjudicial porque genera enfermedades, puesto que al no hablar sobre ello lo hace nuestro cuerpo en forma de dolencias como migrañas, tensiones musculares y úlceras. Las cuales desaparecerán probablemente cuando se trate el problema.
La terapia nos puede ayudar, no solo con las dificultades psicológicas y los trastornos graves, también con problemas emocionales y de sobrecarga que pueden afectar a personas cuidadoras de enfermos crónicos.
El malestar psicológico en los niños es más difícil de identificar. Para poder reconocer sus síntomas debemos prestar atención a manifestaciones exageradas de enfado, miedo, tristeza, cambios repentinos en el comportamiento, en el patrón de sueño, en el apetito, que puedan indicar que hay un problema psicológico y necesitan la ayuda de un profesional.